dissabte, 7 d’abril del 2012

Alejandro Nieto, partitocràcia i desgovern. Programa "Singulars", 3 d’abril 2012, pel Canal 33

En estos días de desafección, de demandas constantes de más participación de los ciudadanos en la gestión de todo lo que afecte a los intereses colectivos, los análisis que hace Alejandro Nieto sobre cómo funcionan los partidos políticos y la democracia parlamentaria son demoledoras:

«Los partidos políticos suplantan a los ciudadanos en vez de representarlos. Cuando llegan al poder dan la patada y se olvidan de quienes les han elegido e imponen su voluntad, no la de los ciudadanos. Los ciudadanos no pintamos nada, ni siquiera el día de las elecciones porque vamos a cambiar de un partido a otro, cambiamos de amo, de suplantador. La base del sistema democrático se hunde ya. Los partidos políticos son tan ambiciosos que no sólo suplantan y desplazan a los ciudadanos, sino que se apoderan del estado y desplazan a las propias instituciones del Estado. Una vez que se han apoderado y se han metido en ellas, imponen su voluntad, la voluntad suya, no la de los ciudadanos. Desplazan al estado de tal manera que no nos gobiernan las instituciones, sino los partidos políticos».
Alejandro Nieto denuncia que se ha pasado de la democracia parlamentaria a la partitocracia, un proceso que tendría tres fases: el triunfo electoral, el reparto del botín y la colonización:
«Hay partidos políticos que desde que nacen hasta que se mueren, si es que alguien consigue echarlos, van a “la suya”, entendiendo por “la suya” no los intereses públicos, ni siquiera los intereses del partido, sino “la suya” de su propio bolsillo. Es decir, se forma un partido, van al poder o se acercan al poder con objeto de enriquecerse sin más y sin ningún disimulo. Esto no es ni democracia ni partitocracia, sino cleptocracia. Por fortuna son la excepción. Los demás creen en el interés público y están dispuestos a servir a sus conciudadanos, cierto, pero eso no es incompatible con servirse de paso a ellos. Y aquí empieza otra vez la tentación. ¿Puedo sacar del patrimonio público una parte digna, pero módica, para alimentarme yo? Pero, ¿y si en vez de ser una parte módica es una parte espléndida? Pues algunos renuncian, los menos, y otros la aceptan. Pero, ¿y si en vez de ser una parte espléndida es una parte escandalosa? Pues muchos caen en la tentación. Y así pasito a pasito, lo que hace unos años, cuando la democracia española era todavía inocente, era la excepción, se ha ido generalizando y ahora esos abusos han dejado de ser excepción».
Nieto diferencia entre mal gobierno, mala administración y desgobierno. Mal gobierno sería "la errónea fijación de unas políticas públicas". Mala administración, "la incorrecta ejecución de estas políticas” y el desgobierno es un mal gobierno intencionado:
«El que gobierna mal es porque se equivoca, tiene circunstancias adversas, no le salen bien las cosas. El desgobierno es un mal gobierno buscado y deliberado. No se gobierna mal porque salgan mal las cosas, sino que se gobierna mal de manera deliberada y eso es lo que se busca. Con el desgobierno se permiten y es muy fácil introducir toda clase de corrupciones, corruptelas y beneficio particular. El buen gobierno tiene mecanismos para frenar la corrupción. En cambio, si deliberadamente se hace un mal gobierno, la corrupción y otras muchas cosas, quedan impunes».
El desgobierno actual español, dice, tiene causas muy claras: el afán de los partidos para mantenerse en el poder y ejercerlo en beneficio propio y de sus afines, y la aceptación y la práctica de la corrupción y la manipulación.
Nieto no sólo habla del poder ejecutivo, también lo hace del legislativo y del judicial, del que cuestiona, entre otras cosas, la independencia.
«La justicia rotundamente no es independiente. En el momento en que se ventilan cosas importantes, políticamente sensibles, no es independiente, y lo digo rotundamente. Si creyéramos que los jueces son independientes, ¿se pelearían los partidos políticos por colocar en el tribunal supremo y en el tribunal constitucional a “sus” jueces? Si la ley es igual para todos, igual me da el juez A que el juez B. Y sin embargo, se pelean hasta hacerse sangre los partidos políticos por nombrar a “su” juez».
Preguntado por el entrevistador Jaume Barberá sobre la solución a esta situación, se lamenta Nieto que no la hay, ni a sus años, ni a su calva, ni a los políticos españoles. Por cierto, este vallisoletano de ochenta y dos años termina la entrevista hablando en catalán, un detalle que aumenta el profundo respecto que inspiran sus sabias y valientes declaraciones.
Ver el programa completo: programa Singulars del 3 abril 2012